Sutra en Rajagaha.
Esto he oído. Una vez el Bhagavan viajó a Rajagaha, acompañado por un gran número de monjes. Muchos de estos monjes habían sido antiguos adoradores del fuego, y se habían unido a la Sangha al mismo tiempo que su jefe, Kassapa.
Cuando Seniya Bimbisara, el Rey de Magadha , oyó de la llegada del Buda Sakyamuni , de quien la gente decía:”El es el Tathagata , el Buda Bhagavan, el Maestro de dioses y hombres”, se puso en camino asistido por sus generales y ministros, y llegó a la arboleda en la que estaba el Bhagavan.
Allí ellos vieron al Bhagavan en compañía de Kassapa, el gran líder religioso de los adoradores del fuego, y se quedaron atónitos, y pensaron: “¿El gran Sakyamuni se ha colocado bajo la dirección espiritual de Kassapa, o ha sido Kassapa quien se ha convertido en discípulo del Buda?”
Entonces el Buda, viendo la expresión de los rostros de la gente, dijo a Kassapa: “¿Qué conocimiento has logrado, ¡Oh Kassapa!, y qué te ha inducido a renunciar al fuego sagrado y a abandonar las severas penitencias?”
Kassapa respondió: “El beneficio derivado de la adoración del fuego fue el continuar en la rueda de nacimientos , con todas sus penas y vanidades. Yo he abandonado esas prácticas, y en vez de continuar con las penitencias y sacrificios, yo he ido en búsqueda del Nirvana Supremo. Puesto que yo he visto la luz de la verdad, yo he abandonado la adoración al fuego”.
Entonces el Buda, sabiendo que la asamblea estaba ya preparada para recibir el Dharma , habló de este modo a Bimbisara, el Rey de Magadha:
“Aquellos que conocen la naturaleza del yo, y comprenden la forma en la que actúan los sentidos, no encuentran lugar para el egoísmo, y por lo tanto alcanzarán la paz. El mundo se agarra al pensamiento de un yo, y a partir de esto surge una aprehensión falsa. Algunos dicen que el yo perdura tras la muerte, otros dicen que perece. Ambos están equivocados, y su error es el más lamentable. Pues si dicen que el yo perece, el fruto por el que se esfuerzan también perecerá, y al mismo tiempo no existirá en el futuro. El bien y el mal serían indiferentes. Esta salvación del egoísmo no tiene mérito.
Por otro lado, cuando alguien dice que el yo no perecerá, entonces en el medio de toda vida y muerte hay una entidad que no nace y que no muere. Si tal es su yo, entonces es perfecto y no puede ser perfeccionado por medio de acciones. El yo duradero e imperecedero nunca podría ser cambiado. El yo sería el señor y maestro, y no tendría sentido el perfeccionar lo perfecto; por tanto la disciplina moral y la liberación serían innecesarias.
Pero ahora nosotros vemos las marcas de la alegría y el sufrimiento. ¿Dónde está cualquier tipo de permanencia? Si no hay ningún yo permanente que sea el que ejecuta nuestras acciones, entonces no hay ningún yo; no hay ningún actor detrás de nuestras acciones; no hay nadie que perciba tras nuestra percepción; no hay ningún señor tras nuestras acciones.
¡Ahora atended y escuchad bien! Los sentidos encuentran el objeto, y a partir de su contacto nace la sensación; y a partir de esto resulta el recuerdo. Así, del mismo modo en que el poder de los rayos del Sol pasando a través de una lupa hace que se origine un fuego, de forma semejante, a través de la cognición nacida de los sentidos y de los objetos de los sentidos, se origina la mente y con ella el ego, el pensamiento de “yo soy”, a quien algunos maestros Brahmanes llaman “el Señor”. El brote surge de la semilla; pero la semilla no es el brote; ambos no son uno y lo mismo, sino fases sucesivas en continuo desarrollo. Así es el nacimiento de la vida animada.
Aquellos de vosotros que sois esclavos del yo, y que estáis a su servicio desde la mañana a la noche, aquellos de vosotros que vivís con un miedo constante al nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, ¡Recibid la buena noticia de que vuestro cruel dominador no existe!
El yo es un error, una ilusión, y un sueño. Abrid vuestros ojos y despertad. Ved las cosas tal como son , y seréis confortados. Aquellos que están despiertos ya no tendrán más miedo a las pesadillas. Aquellos que han reconocido la naturaleza de la cuerda que parecía ser una serpiente, dejarán de temblar. Aquellos que han encontrado que el yo no existe, dejarán pasar de largo toda lujuria y deseo egoísta. El aferramiento a las cosas, la codicia, y la sensualidad heredada de las existencias anteriores son las causas de la miseria y vanidad en el mundo. Venced la tendencia al deseo del egoísmo, y lograreis ese estado de calma mental que trae paz perfecta, bondad, y sabiduría”.
Y entonces, el Buda hizo esta solemne declaración en verso:
“No engañéis, no os despreciéis
Unos a otros, nunca.
No deberíais de estar enfadados,
Ni albergar un secreto resentimiento.
Pues, lo mismo que una madre arriesga su vida
Y cuida de su hijo,
¡Así de ilimitado debería de ser vuestro amor hacia todos,
Así de tierno, amable, y apacible!
Indudablemente, tened buena voluntad y dispersarla a derecha e izquierda,
En todo el entorno, primero y después;
Y hacedlo sin obstáculos, sin escatimar nada,
Libres de envidia y odio.
Hacedlo mientras permanecéis de pie, caminando, sentados;
Tengáis en mente lo que tengáis.
La norma de vida que siempre es la mejor
Es ser cariñosos y amables.
Los regalos es algo muy grande, la fundación de viharas es algo muy meritorio, las meditaciones y las prácticas religiosas pacifican el corazón, la comprensión de la verdad lleva al Nirvana, pero más grande que todo esto es la amabilidad llena de afecto. Del mismo modo en que la luz de la Luna es dieciséis veces más fuerte que la luz de todas las estrellas, la amabilidad llena de afecto es dieciséis veces más eficaz para liberar el corazón, que cualesquiera otros logros religiosos tomados juntos.
Este estado del corazón es el mejor en el mundo. Dejad que los seres sintientes permanezcan firmes en él mientras están despiertos, tanto que estén de pie, andando, sentados, o acostados.”
Cuando el Iluminado hubo terminado este discurso, el Rey de Magadha dijo al Bhagavan: “En los días del pasado, Bhagavan, cuando yo era un príncipe, yo ansiaba cuatro deseos. Yo desee que pudiera ser proclamado como rey. Este fue mi primer deseo, y se ha visto cumplido. Después, yo desee que el Buda, el Perfectamente Iluminado, apareciera en la Tierra mientras yo gobernara, y que El pudiera venir a mi reino. Este fue mi segundo deseo, y se ha visto cumplido ahora. Además, yo desee: “Que pueda presentarle mis respetos”. Este fue mi tercer deseo, y se ha cumplido ahora. El cuarto deseo fue: “Que pueda el Bhagavan exponerme la Doctrina, y esto se ha visto cumplido ahora. Sin embargo, el mayor de los deseos, era el quinto deseo:” ¡Que pueda yo comprender la Doctrina del Bhagavan!” Y este deseo también se ha cumplido.
¡La verdad expuesta por el Tathagata es la más gloriosa! Nuestro Señor, el Buda, ha puesto boca arriba lo que estaba boca abajo; ha revelado lo que estaba oculto; ha indicado el camino para el ser errante que esta extraviado; El ha encendido una lámpara en la oscuridad de forma que aquellos que tienen ojos puedan ver.
Yo tomo refugio en el Buda; yo tomo refugio en el Dharma; yo tomo refugio en la Sangha”.
Entonces, el Tathagata mostró su ilimitado poder espiritual, obtenido por las inmensurables acumulaciones de mérito y sabiduría. El domó y armonizó todas las mentes. Los hizo ver y aceptar la verdad, y las semillas de la virtud fueron sembradas a través de todo el reino.
Fin del Sutra.
Traducido al castellano y anotado por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso. Dedicado a M.C.S.P. cuya amabilidad llena de afecto, siempre tengo tan cercana. ¡Que este discurso del Buda pueda contribuir a traerle paz y felicidad, y también a todos los seres!
Mangalam .